martes, 29 de diciembre de 2009

Silencio desolador


Ni un atisbo de sonido, ni una vibración de algún camión molestando como cualquier noche en la rutinaria y asquerosa madrugada de insomnio. Ningún vecino practicando el coito con la verdulera de su mujer, amiga o profesional o, algo más personal, manoseando su manubrio pestilento a esmegma.

Nada. Sólo la desesperación de mis pensamientos al pensar que estoy solo. Todo el mundo se ha ido, nadie aparece, entre los que me odiaban, los seguidores de éstos y los que lucharon por mí pero que ignoré para hacerlo más fácil.

Por fin, ahora puedo concentrarme en mí mismo, en recuperar mi vida, en no influenciarme por lo que pueda recepcionar, un tiempo de barbecho social, para volver y fagocitar a los enemigos.

Este silencio es abrumador, me da respeto que no miedo, pero me servirá para construir una sinfonía cuyo estreno será el mayor orgasmo público que jamás el mundo haya presenciado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me gusta el silencio... hasta que se hace insoportable. Entonces grito y grito y grito, y mi voz llena el hueco vacío del aire. Grita tú. O genera ese orgasmo ;)

Vendré a ver qué has dejado en tu hueco de silencio.

La Puerta Efímera dijo...

Estoy buscando el mayor y mejor orgasmo de mi vida, por lo que tardará en llegar, creo que me llevará mucho tiempo encontrarlo o alcanzarlo :P