La mujer perfecta

-Ey John
-Hola Mike
-Tío, no sé si es el amor que se respira por estos lares...
-O el olor a marihuana que se respira del porro que tienes en tu mano.
-Calla coño y déjame hablar... en fin, estoy tan morado que me he puesto a pensar en mujeres
-Ya empezamos.
-Sí, ya empezamos y déjame hablar o te meto una leche. En fin, que he empezado a pensar en mi mujer ideal y creo que no la hay.
-Claro que sí, hay miles de millones de mujeres, alguna habrá.
-Puf...
-¿Cómo sería?
-Joder John, pues... esto... Lo primero, tendría que ser una tía con cerebro, es decir, como un tío.
-Serás machista...
-Sabes que no, que es así.
-Vale, pero que nadie nos oiga diciendo esto, jaja.
-Da igual, todos se escandalizan pero realmente todos lo piensan, hasta las propias tías, cuando hay alguna que le dices "illa, en verdad tú eres un colega", ella sabe lo que realmente significa y se sienten orgullosa de tener un cerebro de tío.
-Eres la puta hostia.
-Lo sé, bueno, sigo. Tendría que ser un "colega", que le encantara la fiesta, es decir, mi tipo de fiesta, estar en la calle hasta las mil, recogerse la última, conmigo, que sería cuando tendríamos sexo.
-Eh... tranqui, no quiero saber demasiado sobre tu vida sexual utópica.
-No tío, piénsalo. Estás con tus colegas y ella también por ahí, con nosotros o sin nosotros, pero cuando ya no hay nada que hacer de madrugada, todos se están pirando como maricones, ella aparece y nos sentamos en el bordillo de siempre a hablar, puede que sean las 6 o las 7 de la mañana y cuando no hay nada de lo que hablar o hacer, empezamos a follar.
-Vale, me estás convenciendo.
-Después, que fuera independiente, es decir, tiene sus estudios y trabaja de lo que ha estudiado, ama su trabajo, pero tampoco es esclava de él y por supuesto, vive sin sus padres, sola o tal vez con compañeros de piso, pero realmente la ves y dices, "joder, eres independiente".
-Oh sí, que ir a su casa no signifique tener que ver a sus padres o al coñazo de su hermano pequeño o, peor, ¡su abuela!
-Jajaja lo vas pillando. Y ahora, por último, la confianza. Que puedas confiar en ella de que no te va a poner los cuernos, que tengas la confianza de que no te agobie con la puta relación porque es una colega y sobre todo, la confianza del sexo. Que le encante el sexo, tanto oral, vaginal o por qué no, siempre nos ha apetecido alguna vez, el anal.
-Ramén, hermano. Solo falta que esté buena.
-Eso lo daba por sobreentendido ¿Lo has comprendido entonces?
-Sí, y he de decirte que estoy de acuerdo, no existe tal mujer, por miles que hay. Lo más que se le asemeja es... a un buen colega, un tío, pero con vagina.
-¿Me estás diciendo que quieres follarme y ser esa mujer?
-Ni de coña, no tienes vagina y tienes pelos en el culo, no me gustaría... creo.
-A mí tampoco, así que me iré con mi segundo modelo de mujer.
-¿Cuál?
-La mano.
-Jajajaja, ramén hermano, de nuevo.