miércoles, 30 de junio de 2010

Polvo mágico


Con risas fáciles que no falsas acompañado de personas a las que hoy considero amigas, comenzamos una noche de tertulia y monólogos insospechados. Vaso tras vaso, iba penetrándome a un etílico universo que me afloraba sonrisas y me sacaba la visión de la amena conversación de borrachos y ruido ambiental, llevándomela hacia las hembras del lugar.

Uno tras otro, iban cayendo hacia sus patéticos y lúgubres moradas quedando finalmente un servidor. Desacompañado, una dama que parecía estar en mi misma situación se acercó mientras danzaba alegremente mostrando su sencillo que a la par ideal vestido. Sin recuerdos de la conversación, nos fuimos del antro que hacía un momento era un lugar tranquilo para conversar y llegamos una calle insustancial, estrecha, sin luz... típica americana donde un oscuro transeúnte te pide lo que llevas a cambio de no usar su arma.

Afortunadamente, solo estábamos aquella muchacha y yo. Bailamos sin música, nos reímos de todo y nada como nunca lo hice, jugamos con nuestros labios, nuestras manos palpaban cada centímetro de nuestros cuerpo sy follamos como perros en cual callejón nos encontrábamos. Sin más, volvimos a la luz y mientras yo la relajaba acariciando su negra caballera (y ella hacía lo propio dejándome y evadiéndome de años de presión continua, desamores y jodiendas sin que se diera cuenta), nos inundamos en un sueño ebrio y preresacoso que un hombre de apariencia pedigüeña acabó y me hizo percatar que mi musa por siempre desde aquel momento, desapareció dejando en mi recuerdo un "gracias" al oído.

Suena...

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