martes, 16 de febrero de 2010

Sangrado decepcionante



Todo acabó, por muchos días agonizando y evitando darme cuenta.

Pero ya es hora de aceptarlo, el fin ha llegado. No escucho nada, no veo nada. Solo recuerdo las traiciones que eran tan fuertes como aprecio y amor les daba antes de que me respondieran con esas puñaladas.

Las lágrimas recorren mis mejillas, un pequeño cauce pero de gran intensidad, que solo sirven de risa para aquellos que emularon a Iscariote.

No son las heridas ni el desangrar lo que me acabará con mi vida, son el dolor que han provocado, ahogando mi corazón en un charco putrefacto lleno de odio y prejuicios.

No hay comentarios: